lunes, 12 de septiembre de 2011

Mito sobre la manzana de las luces

Este es el único lugar de la ciudad donde se pueden visitar los túneles excavados bajo tierra, cuya más antigua datación corresponde al siglo XVIII. Allí, aguzando el oído, quizá se escuchen los lamentos y quejidos del «Pozo sin fin». Los indios Quilmes, que se instalaron en esta zona luego de ser expulsados de los valles Calchaquíes, creían que existía un pozo sin fondo llamado Guruc, donde iban quienes no tenían alma. La palabra se deformó y se convirtió en «gruta», que designaba un pozo sin fondo donde residían almas en continua agonía. Su asociación con los túneles de la ciudad se debe a un tal Alves, uno de los verdugos que trabajaba para el caudillo Juan Manuel de Rosas, a mediados del siglo XIX. Alves habría decapitado a una de sus víctimas y la arrastró por uno de los túneles cuando vio un pozo que despedía mucho calor. Unos hombres ataviados con túnicas le vendaron los ojos, mientras del interior del agujero salían gritos. Éstos cesaron cuando el verdugo arrojó la bolsa al pozo, aunque nunca oyó el golpe de la caída. 

domingo, 4 de septiembre de 2011

Cuento Policial: Un crimen a resolver

_ Un vino excepcional - apuntó el Inspector mientras dejaba el vino en la mesa.
_ Efectivamente, tengo que reconocer que es muy delicioso - dijo Martín mientras servía otra copa. 
_ ¡Basta! - dijo el Inspector - que el asunto que me trajo hasta aquí es otro muy distinto.
_ Lo que lo trae por aquí es la desaparición de Andrés, el encargado de las botellas- indicó Martín.
_Exacto. - afirmó el Inspector.
 A continuación volvió a dejar la copa encima de la mesa y se inclinó hacia adelante en el sillón con el objeto de acercarse más a su interlocutor.
_ ¿Podría hablar con alguna persona que trabajaba con Andrés?
_ No hay problema - respondió Martín.
_ Hablaremos con su compañero Juan.
_ ¿Qué le ha sucedido en la cara? - preguntó el Inspector al observar de cerca a Martín. 
_ ¿En mi ojo derecho? Tengo un moretón porque el otro día me di un golpe con la puerta del tractor... pero no es nada grave - exclamó Martín.
 Mientras andaban por e pasillo en dirección a la bodega el Inspector comenzó a interrogar:
_ ¿Cuándo mataron a Andrés?
 Martín levantó la mirada, hacia el techo:
_ Veamos, yo marché a Madrid el martes y cuando regresé, el miércoles por la tarde, me comentaron de su ausencia - balbuceó Martín.
_ ¿Sabe si tenía problemas o gente que lo odiara?  - siguió diciendo el Inspector.
_ Es muy bueno no creo que tenga enemigos - dijo Martín.
 Llegaron al laboratorio y Juan no estaba, entonces Martín ,le dijo:
_ Inspector acompáñeme durante la comida que Juan irá porque acá no está. Seguramente llevará una jarra de vino para que lo pruebe.
 Efectivamente el dueño de la bodega fue a la mesa portando jarras de vino. La comida transcurrió en un ambiente agradable.
_ ¡Vino increíble, Juan! - señaló Martín.
_ Es cierto - dijo el Inspector.
_ Sí, sí - contestó el señor Juan - Mi padre hacía vino, y para que le diera un sabor especial sumergía jamón dentro de la botella.
_ ¿Cómo? - preguntó el Inspector.
_ Sí - dijo Martín - hay gente que mete jamones en los barriles durante el proceso de fermentación, el jamón se disuelve por completo.
 Entonces el Inspector abrió los ojos como platos y se volvió hacia Juan:
_ ¿Dime que no es cierto que cuando sumerges jamón aumenta la temperatura del barril?
_ Juan respondió - Sí, aumenta. ¿Por qué?
 El Inspector palideció y le preguntó:
_ ¿Este vino es del último barril?
_ Sí - respondió Juan. 
Pasada unos instantes el Inspector le preguntó a Martín:
_ ¿Puede usted demostrar que estuvo fura de la bodega entre el martes y el miércoles?
 Martín sacó de su bolsillo los pasajes para ir a Madrid.
_ Gracias - contestó el Inspector - Perdone Martín pero tenía que comprobar la coartada - se disculpó.
 Entonces relató a los presentes que ya conocía donde estaba Andrés y qué por favor no tomaran más vino de las jarras.